miércoles, 12 de agosto de 2015

El crack mexicano: Alberto Onofre


Creció en una numerosa familia de diez hermanos en Guadalajara, Jalisco tierra futbolera por excelencia y que se distingue por producir destacados jugadores mexicanos con calidad de exportación. Alberto Onofre Cervantes era uno de ellos. Mediocampista de enorme clase, cuentan los que lo vieron jugar que poseía todas las condiciones de un auténtico crack. Nació y creció en la colonia del Fresno, una de los barrios de cuidado en la capital tapatía y como suele ser la costumbre la calle fue su primera cancha de futbol acompañado de sus amigos.
El camino académico no era el que Onofre quería seguir, por eso de inmediato tras concluir la educación secundaria se enroló en el equipo amateur del Jalisco, a pesar de la molestia de su padre, tornero de profesión, quien deseaba un mejor futuro para su hijo Alberto . Ese futuro del joven tapatío tenía la marca del futbol profesional. Las cualidades de Alberto Onofre fueron detectadas de inmediato por Sabás Ponce Labastida, hombre que marcó toda una época triunfal como integrante del equipo más mexicano del balompié azteca, Las Chivas Rayadas del Guadalajara.
Tras un buen proceso formativo con el Guadalajara donde Onofre mostró sus condiciones el manejo y la pegada con las dos piernas, destacado remate con la cabeza, una visión del terreno de juego como ninguno en su época para generar futbol ofensivo las puertas del cuadro estelar del Guadalajara estaban abiertas de par en par para el futbolista oriundo de la colonia del Fresno.
Una de las anécdotas más conocidas en torno a Alberto Onofre es la que cuenta que el día que firmó su contrato como integrante del primer equipo del Rebaño se lastimó la muñeca de la mano derecha en el entrenamiento con las reservas. ¿Uno de los mejores mediocampistas que ha dado México con mala estrella? Onofre estaba dispuesto a mostrar que no era así.
A pesar de su posición de “diez” Onofre Cervantes logró marcar una buena cantidad de goles con Chivas, escuadra con la que conquistó el título en la temporada 1969-1970. Además unos años antes Alberto Onofre se colgó la medalla de oro con la Selección Nacional Mexicana en los Juegos Panamericanos de Winnipeg en 1967 donde el volante del Guadalajara se había convertido en el líder del mediocampo de la escuadra nacional. El futbol le otorgaba sonrisa abierta en ese momento a Onofre, considerado por la afición y los especialistas uno de los mejores jugadores mexicanos de todos los tiempos.
En 1970 Alberto Onofre tenía la mesa puesta para su consagración. A la nación azteca le correspondió la organización del torneo de la Copa Mundial de la FIFA, pero a cuatro días previos al arranque del máximo evento futbolístico la nube negra se volvió a posar encima de Alberto Onofre. Un choque tremendo con su compañero en la selección, Juan Manuel Alejándrez le arrebató el sueño de participar en un Mundial al presentar una fractura de tibia y peroné . Onofre se restableció de la fuerte lesión, pero nunca volvió a ser el mismo. A los 27 años se vio obligado a colgar los botines de manera profesional. El destino de algunos a veces no está en sus propias manos y el futbol así se lo había hecho saber a Alberto Onofre.
En la actualidad su mayor pasión aún le da la oportunidad de disfrutarlo. De vez en cuando acude a los encuentros amistosos organizados por el Club Deportivo Guadalajara. Juega junto a grandes amigos de su época como Pedro Herrada y Raúl “Willy” Gómez. Al igual que junto a la figuras aún vivientes del Campeonísimo, como su propio visor Sabás Ponce, Francisco Jara y Crescencio “Mellone” Gutiérrez. A pesar del paso de los años Alberto Onofre ha sacado trucos de la chistera, algún tiro libre, otro pase preciso a la colocación del compañero o algún cabezazo fulminante y si, a pesar de todo le muestra una sonrisa al futbol sin resentimiento alguno.



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