viernes, 25 de septiembre de 2015

Equipo de época: Boca Juniors de Carlos Bianchi

Salir de una etapa de sonados fracasos a la mitad de la década de los 90´s era fundamental para el equipo de “la mitad más uno” del futbol argentino, por eso y ante la intensa presión de los apasionados aficionados xeneizes, los dirigentes del Club Atlético Boca Juniors recurrieron a un hombre de éxito comprobado: Carlos Bianchi quien durante tres años como timonel de Vélez Sarsfield conquistó un total de seis títulos. La carta de presentación fue más que suficiente para que el “Virrey” Bianchi llegara a tomar el timón del cuadro de Boca.
Conformado con el colombiano Oscar Córdoba en la portería, Walter Samuel, José Basualdo, Rodolfo Arruabarena, Mauricio Serna, Diego Cagna, Fernando Navas y un tridente ofensivo de miedo conformado por Juan Román Riquelme, Guillermo Barros Schelotto y Martín Palermo, alineación con la que el popular cuadro argentino se declaró listo para salir de los claroscuros en los que se había inmiscuido ante la falta de profesionalismo de algunos de sus futbolistas de cartel.
En 1998 llegó el primer título de la era Bianchi al alzarse como Campeón del Apertura del futbol argentino, gracias a un sistema táctico 100 por ciento ofensivo, donde la portería contraria era la consigna principal de cada partido, con el talento indiscutible de Riquelme, en cuyos pies nacía todo el futbol del conjunto dueño de la Bombonera, Boca Juniors fue un conjunto imparable durante las campañas de 1998. 1999 y 2000 a nivel local, por lo que sus actuaciones merecieron los más sonados elogios.
A nivel internacional el destacado funcionamiento del Boca hizo ver su suerte al mismo Real Madrid que presentaba figuras como Luis Figo, Roberto Carlos, Iker Casillas y Claude Makelele, sólo por mencionar algunos. En la Final de la Copa Intercontinental del año 2000 celebrada en Tokyo, Japón los argentinos se impusieron con marcador de 2-1 con par de anotaciones de su letal centro delantero Martín Palermo y sendos servicios de gol de Juan Román Riquelme, para coronar de esta manera una etapa dorada en la extensa y triunfal historia de un equipo amado hasta la muerte por sus seguidores, practicante de un futbol demoledor y plagado de la identidad de sus colores.




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